El avance de las stablecoins desafiaba a China en plena batalla monetaria global, mientras Hong Kong emerge como laboratorio regulatorio y puerta de entrada al futuro financiero digital.
En el nuevo tablero geopolítico de las criptomonedas, China se enfrenta a una clave disyuntiva: ¿apostar a los stablecoins como herramienta de internacionalización de su moneda o frenarlos para proteger el control de capitales internos? La discusión cobra fuerza en momentos en que Estados Unidos acelera su apoyo a las monedas estables, con el objetivo de consolidar la hegemonía del dólar en la era digital.
El tema irrumpió en escena con fuerza durante la conferencia Bitcoin Asia , celebrada en Hong Kong, donde Eric Trump, hijo del presidente norteamericano, se refirió al papel de los Estados Unidos en la llamada “revolución digital”. “América está ganando la revolución digital”, afirmó el empresario, tras destacar la aprobación de la GENIUS Act , norma que habilita la emisión de stablecoins reguladas en dólares.
De la volatilidad del Bitcoin a la promesa de estabilidad
El contraste es claro. Mientras Bitcoin superaba los U$S 110.143 el mes pasado con su clásica volatilidad, las stablecoins se consolidan como el motor de adopción más estable. Actualmente circulan más de U$S 280.000 millones en estas monedas, de las cuales más del 99% están vinculadas al dólar estadounidense. La expectativa es que, bajo un marco regulado, atrae tanto a instituciones financieras como a inversores minoristas.
Para China, sin embargo, el panorama genera tensiones. Beijing busca desde hace años erosionar la dependencia del dólar. En septiembre, durante la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Tianjin, los 10 miembros —incluidas China, India y Rusia— se comprometieron a aumentar el comercio en monedas locales. El avance es tangible: en el primer semestre de 2025, el 30% de las transacciones de cuenta corriente de China se liquidaron en yuanes, frente al 15% registrado en 2019.
La carta de Hong Kong: terreno de pruebas
El gobierno chino baraja un plan para impulsar la internacionalización de su moneda, y entre los caminos posibles surgen las stablecoins respaldadas por yuanes. Pero hay un obstáculo: desde 2021, el país mantiene prohibido el comercio de criptomonedas.
Aquí entra en juego Hong Kong, con un ecosistema financiero abierto y regulaciones favorables al sector digital. Desde el 1 de agosto de 2025 , el territorio aplica un marco legal para stablecoins que obliga a los emisores a contar con al menos HK$25 millones (U$S 3,2 millones) en capital ya respaldar las emisiones con activos líquidos equivalentes al valor de las monedas emitidas. Además, exige auditorías, controles antilavado y verificación de clientes.
La estrategia parece clara: Hong Kong como laboratorio seguro y competitivo para explorar los beneficios de los activos digitales, sin comprometerse directamente con la política monetaria de Beijing.
El límite de los yuanes offshore
Una opción sería emitir stablecoins vinculadas al yuan en su versión offshore. Sin embargo, el mercado de depósitos en esta moneda en Hong Kong no supera el billón de yuanes , una fracción mínima frente a los 300 billones del sistema onshore . Según Morgan Stanley, esta escasez de activos líquidos “hace impredecible” la capacidad de sostener proyectos de esta naturaleza.
Pese a la prohibición en el continente, el interés chino por las stablecoins es notorio. Un estudio reciente del economista Marco Reuter , del FMI, estima que en 2024 residentes de China compraron U$S 18.600 millones en stablecoins y vendieron unos U$S 3.600 millones , principalmente a través de plataformas como Binance, inaccesibles oficialmente desde el país pero utilizadas mediante herramientas digitales para ocultar la localización.
El peso del dólar y la paradoja de Hong Kong
El primer anclaje de las stablecoins reguladas en Hong Kong no será el yuan, sino el dólar de Hong Kong , moneda ligada al dólar estadounidense desde la década del 80. Esto genera una paradoja: si la adopción de stablecoins despega, la demanda terminaría fortaleciéndose aún más al dólar, el mismo activo que China intenta desplazar.
En efecto, la Autoridad Monetaria de Hong Kong (HKMA) tendría que intervenir vendiendo dólares locales y comprando dólares estadounidenses para mantener la paridad, lo que a su vez implicaría incrementar sus reservas en bonos del Tesoro norteamericano.
Un futuro cargado de tensiones.
Con más de U$S 280.000 millones en circulación , las stablecoins ya no son un experimento marginal. Estados Unidos apuesta a convertirlos en el brazo digital del dólar. China, por su parte, explora salidas que le permitan incrementar la huella internacional del yuan, sin abrir una puerta descontrolada a la fuga de capitales.
El laboratorio de Hong Kong puede ser la clave, pero la ironía es difícil de esquivar: el éxito de las stablecoins en la región podría, de momento, reforzar el dominio global del dólar más que el avance del yuan .