Los migrantes latinoamericanos transfieren dinero como nunca antes

En medio de las amenazas de deportación masiva de Donald Trump, los migrantes tratan de asegurar su efectivo.

Antonio Orduña lleva 30 años viviendo en Arizona como inmigrante indocumentado -curiosamente no es la primera vez que sale en medios masivos-, y ahora trabaja como jardinero.

En enero, tras la toma de posesión de Donald Trump, Orduña envió a México la mayor parte de los ahorros de toda su vida, temiendo ser deportado en cualquier momento.

Además de la pérdida económica, perdería la posibilidad de ver a sus dos hijos nacidos en Estados Unidos. «Es una persecución», dice, y agrega, «es una pesadilla».

Hay muchos en la situación del Sr. Orduña. «Por miedo a la deportación, envían más dinero», dice Álvaro González Ricci, presidente del Banco Central de Guatemala. Las remesas de Estados Unidos a varios países latinoamericanos han alcanzado máximos históricos.

Las enviadas a Guatemala aumentaron un 24% interanual en enero. Las remesas a Nicaragua aumentaron un 22%, a Honduras un 17% y a El Salvador un 13%. México, segundo receptor mundial después de la India, registró un aumento más modesto, del 2%, hasta U$S 4.700 millones.

El aumento puede ser efímero. Si Trump lleva a cabo deportaciones masivas, las remesas se ralentizarán o incluso disminuirán. Manuel Orozco, del centro de estudios Diálogo Interamericano, prevé que las remesas crecerían sólo un 2% en 2025 si 500.000 de los inmigrantes que ya viven ilegalmente en Estados Unidos fueran deportados.

La oleada de deportaciones de Trump aún no ha comenzado. La Casa Blanca ha publicado vídeos de deportaciones repletos de esposas y grilletes, y está gastando U$S 200 millones en una campaña de autodeportación que insta a los inmigrantes indocumentados a abandonar voluntariamente Estados Unidos.

Pero solo 38.000 inmigrantes fueron deportados en el primer mes de mandato de Trump, muy por debajo de la media mensual de 57.000 durante el último año completo de la presidencia de Joe Biden.

Las deportaciones son bajas en parte porque el número de inmigrantes que entran en Estados Unidos ha disminuido drásticamente debido a las medidas de control fronterizo de Trump. Sólo 11.700 personas fueron detenidas intentando cruzar la frontera suroeste en febrero, un 94% menos que en el mismo mes del año pasado.

Muchos se quedan en México. «Todavía no hemos visto a estos migrantes deportados», afirma Francisco Loureiro, que dirige un refugio para migrantes en Nogales, Sonora.

Mientras un único autobús de deportación cruza la frontera, un agente mexicano se encoge de hombros: «Esto no es nada; con Biden venían muchos más».

Fuente: The Economist


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