El Banco Central de Brasil concluye la primera fase de pruebas de la CBDC “Drex”, evidenciando que la tecnología digital “carece de madurez” y enfrenta importantes “desafíos” que deberán superarse para su adopción en el ámbito empresarial.
En un contexto de intensa transformación tecnológica y financiera, el Banco Central do Brasil ha dado a conocer los resultados de la primera fase de pruebas de su ambicioso proyecto de moneda digital, denominado Drex.
Iniciado en julio de 2023 con la colaboración de bancos privados, el piloto ha permitido identificar fallas críticas en el desarrollo de la CBDC, evidenciando que la tecnología, pese a los avances alcanzados, “carece de madurez” para responder a las necesidades del mercado actual.
El informe emitido por la entidad señala que, a pesar de lograr ciertos progresos en el ámbito del anonimato, las soluciones implementadas presentan “limitaciones” importantes.
Entre las principales dificultades se encuentran la insuficiente capacidad de control por parte de las autoridades sobre el uso de la moneda, lo que complica la fiscalización de transferencias y la prevención de actividades ilícitas.
Asimismo, se han identificado deficiencias en la programación de tokens y en la creación de nuevos servicios financieros mediante contratos inteligentes, lo que genera preocupación en el sector empresarial.
Frente a estos resultados, el Banco Central enfatiza que será necesario emprender “un gran esfuerzo de adaptación” para que la plataforma Drex pueda transformarse en una infraestructura robusta de servicios innovadores para la sociedad.
Esta fase inicial ha dejado en claro que la integración de la tecnología blockchain y otras soluciones digitales en el sistema financiero nacional aún enfrenta obstáculos significativos, obligando a replantear estrategias de implementación y supervisión.
En respuesta a estos hallazgos, la entidad reguladora ha anunciado la puesta en marcha de una segunda fase de pruebas.
En esta etapa se centrará en avanzar en las cuestiones de privacidad y en analizar de forma minuciosa las sugerencias presentadas por las instituciones privadas participantes.
Se plantea, además, que será fundamental contar con “un desarrollo continuo y una estrecha colaboración entre los reguladores, los desarrolladores, el mundo académico y los participantes en el mercado” para superar los desafíos técnicos y operativos identificados.
El contexto global también ofrece una perspectiva interesante en torno a las CBDC. Actualmente, un centenar de países están avanzando en estudios para implementar monedas digitales que permitan mejorar la transparencia y el control de las transacciones financieras.
Según datos del centro de estudios Atlantic Council, tres países –Jamaica, Bahamas y Nigeria– ya han lanzado sus propias CBDC, mientras que otros 44 están en la fase piloto de los 106 proyectos en marcha.
Estas iniciativas buscan no solo modernizar el sistema de pagos, sino también ofrecer mayores garantías en términos de seguridad y eficiencia operativa.
En contraste, la gran excepción es Estados Unidos, donde se han abandonado las investigaciones en torno a una CBDC.
Tras el rechazo tajante del expresidente Donald Trump y la declaración del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, de no desarrollar dicha moneda digital, el país norteamericano se mantiene al margen de este proceso de innovación, generando un debate sobre las implicaciones de esta decisión en el contexto económico global.
El caso brasileño se erige, así, como un ejemplo paradigmático de los retos inherentes a la digitalización de las finanzas.
La experiencia del Drex pone en evidencia que, si bien las monedas digitales tienen el potencial de transformar la economía y facilitar nuevas formas de pago, su implementación requiere no solo de tecnología avanzada, sino también de un marco regulatorio robusto y de la colaboración estrecha entre diversos actores del mercado.
Con la mirada puesta en la segunda fase del proyecto, el Banco Central espera que los ajustes y mejoras implementados permitan superar las actuales “limitaciones” y sentar las bases para una adopción exitosa que fortalezca la innovación y la seguridad en el sistema financiero brasileño.
En este escenario, la experiencia y los aprendizajes obtenidos serán clave para que otros países que avanzan en el desarrollo de CBDC puedan trazar un camino similar, evitando errores y adaptándose a las demandas de un mercado cada vez más digital y globalizado.
Consultamos a un especialista, Pedro Gutiérrez, Director y Analista Senior de CoinEx, y destacó que «la implementación del DREX por parte del Banco Central de Brasil ha mostrado avances significativos en la eficiencia y seguridad de las transacciones interbancarias. Gracias a su infraestructura basada en blockchain y contratos inteligentes, se ha optimizado la liquidación de pagos, reduciendo costos operativos y tiempos de procesamiento, lo que permite a las instituciones financieras operar con mayor agilidad y menor riesgo. La transparencia y trazabilidad de las transacciones han fortalecido la seguridad, minimizando riesgos de fraude y errores contables, ya que cada operación queda registrada de forma inmutable y auditable. Aunque aún está en fase de pruebas, su integración con el sistema financiero, incluyendo su compatibilidad con PIX y su potencial para facilitar la tokenización de activos, sugiere que puede convertirse en un pilar clave para la modernización del ecosistema de pagos en Brasil, impulsando una mayor eficiencia en la infraestructura financiera del país.»