Criptoconexiones: el auge de las criptomonedas bajo la influencia de Trump

Por David Yaffe-Bellany para The New York Times

Como periodista especializado en criptomonedas, he observado de cerca la evolución de este mercado, y su creciente integración en las finanzas tradicionales.

Hoy en día, la adopción de criptomonedas sigue siendo limitada. El proceso de crear una billetera digital puede ser engorroso, y muchos bancos aún no las ofrecen como opciones de inversión.

Los gobiernos, por su parte, han tratado a esta nueva forma de dinero, que permite transferencias instantáneas y con poca supervisión, como un activo de alto riesgo.

Al carecer de un valor intrínseco, las criptomonedas dependen de la especulación, lo que provoca fluctuaciones abruptas en sus precios. Hace tres años, cuando el mercado de criptomonedas se desplomó, el impacto económico general fue limitado.

Si bien el precio del Bitcoin y otras monedas digitales se hundió, llevando a varias empresas a la bancarrota y a algunos ejecutivos a prisión (lo que se conoció como la «Gran Recesión Cripto»), la mayoría de la gente ni siquiera se percató de ello. Las pérdidas se concentraron entre los inversionistas en criptoactivos.

Sin embargo, la llegada de Trump a la presidencia podría cambiar radicalmente este panorama. El expresidente es un declarado defensor de las criptomonedas, promocionándolas entre sus seguidores (y lucrando con ello).

Su promesa de crear una reserva federal de Bitcoin y de facilitar la oferta de nuevas criptomonedas al público podría llevar a que muchos más estadounidenses inviertan en este mercado, exponiéndolos a sus riesgos inherentes.

Analistas advierten que, de ocurrir un nuevo colapso, el impacto podría ser mucho más grave, extendiéndose a toda la economía y afectando a una base de inversionistas mucho más amplia. En este artículo, exploraremos tres maneras en que Trump está intensificando la conexión entre las criptomonedas y las finanzas convencionales.

Las «Trump Coins»: El Peligro de la Aprobación Presidencial

Los «memecoins,» criptomonedas basadas en bromas de internet o en figuras de celebridades, representan el extremo más arriesgado del mercado. Carentes de utilidad práctica y sin ser aceptadas como medio de pago, su valor se basa puramente en la especulación.

Poco antes de dejar la Casa Blanca, Trump lanzó su propio memecoin, denominado «$Trump,» promocionándolo en sus redes sociales. La respuesta fue inmediata: inversionistas se abalanzaron sobre la moneda, disparando su precio y generando millones de dólares en comisiones para la familia Trump.

De esta manera, Trump estampó su sello de aprobación presidencial a la especulación, beneficiándose directamente de ella.

Pero la euforia fue efímera. El precio de la moneda se desplomó un 60% de la noche a la mañana, dejando a cientos de miles de personas con pérdidas. Un análisis forense de la firma, reveló que la mayoría de los compradores eran, probablemente, inversionistas novatos en el mundo de las criptomonedas.

Relajación de la Supervisión: ¿Luz Verde a los Estafadores?

La administración Biden se caracterizó por su mano dura contra las criptomonedas. La Comisión de Bolsa y Valores (SEC) presentó numerosas demandas, argumentando que las monedas digitales deberían estar sujetas a las mismas regulaciones estrictas que rigen las acciones y los bonos.

El objetivo era proteger a los consumidores de estafas y fraudes.Trump, por el contrario, promete poner fin a la «guerra contra las criptomonedas.»

Los ejecutivos del sector abogan por una legislación que retire autoridad a la SEC y transfiera la supervisión de las criptomonedas a una agencia más pequeña y menos agresiva: la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos (CFTC).

Esta medida podría tener dos consecuencias negativas:

  • En primer lugar, enviaría una señal a los estafadores de que la vigilancia será menor, incentivándolos a crear y comercializar monedas aún más riesgosas entre inversionistas desprevenidos.
  • En segundo lugar, podría allanar el camino para que bancos y empresas de inversión legítimas ofrezcan productos vinculados a las criptomonedas de manera más accesible. Actualmente, la compra de criptomonedas requiere la creación de una billetera digital compleja y el aprendizaje de un nuevo sistema financiero. Wall Street busca simplificar este proceso, creando fondos de inversión especiales que contengan criptomonedas y vendiendo acciones de estos fondos al público, permitiendo incluso su inclusión en cuentas de jubilación o planes de ahorro para la universidad.

Si bien ya existen productos de este tipo vinculados al Bitcoin (cuyo valor fluctúa con el precio de la criptomoneda), la SEC ha evitado que se ofrezcan con otras criptomonedas, argumentando que expondría a los inversores comunes a los riesgos de una potencial caída del mercado.

Los aliados de Trump esperan que esta situación cambie drásticamente.

Una Reserva Nacional de Bitcoin: ¿Estrategia o Apuesta Peligrosa?

En un discurso en Nashville el verano pasado, Trump prometió crear una «reserva nacional de Bitcoin.» Si bien no especificó los detalles, influyentes ejecutivos del sector proponen que el gobierno almacene Bitcoin de la misma manera que almacena oro y petróleo, como una «reserva estratégica.»

Argumentan que, a medida que el valor del Bitcoin aumente, esta inversión ayudaría a reducir la deuda nacional (que supera los 36 billones de dólares) y garantizaría el liderazgo de Estados Unidos en caso de que la economía mundial comience a operar con criptomonedas en el futuro.

Trump ya ha solicitado a un grupo de trabajo que evalúe esta posibilidad.

Sin embargo, si el Tesoro de Estados Unidos llegara a invertir fuertemente en Bitcoin, una futura caída del mercado no solo afectaría a los inversionistas individuales, sino que podría desestabilizar las finanzas de toda la nación.

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